Decidí cambiarme a tus mallas, con mucha más protección de la que jamás había visto en equipo de motociclismo. Ayer, mis ganas de salir a disfrutar de un día precioso y de una carretera que parecía sin nieve, superaron mi sentido común. La rueda trasera de mi Goldwing se deslizó a unos 65 km/h, di un golpe fuerte y derrapé en una zona muy fangosa durante unos 6 metros.
Los pensamientos me vinieron a la mente a la velocidad del rayo, pero lo más importante es que sabía que había golpeado muy fuerte, pero no sentí nada. Salí disparado y mi bicicleta solo sufrió daños superficiales.
Aunque estaba decepcionado con mi bici, me alegré mucho de haber seguido la regla ATGATT. Salvo un ligero moretón en la cadera, estaba bien; al día siguiente ni siquiera me dolía. Seguiré siendo cliente de por vida.